9 PM

Como podría llamarse otro día normal. Son las 9 de la noche y mi larga trayectoria hacia la cama me da que pensar. Cada paso se me hace más pesado y entre dormida me despeino el moño desecho que me había echo. Hoy era de esos días que tenia ganas de mirar a la vida de frente y no quería hacerlo con todos los pelos en la cara, tantas cosas quiero al largo del día que cuando llego a la cama por la noche las recojo y las junto dentro de mi cama, para que no escape ni una pizca de sueños que si no volveré a soñar esta noche con la terrible nada. La terrible nada que  son 4 paredes grises y sí pequeño, sin nada y ese vacío se te echa encima y te hunde bajo un manto que te hace sentirte inhumano. Antes de llegar a la cama me quedo de pie contemplando mi oscura habitación donde puedo decir que estas paredes me han visto crecer y menguar más de una vez y aquí y ahora es el momento de preguntarme si he ganado la batalla de este día, si hoy me crezco o me hago más chiquitita. Todo depende de mi animo, de si hoy la vida me a golpeado o me ha dado un día de descanso. Esta vida que es como un relámpago, deprisa y iluminadora pero dura como el hormigón. No me lo pienso mucho, me siento irritadora conmigo misma. A la mierda la vida, sus problemas con el alcoholismo y bipolaridad, que haga conmigo lo que quiera y que me pegue un tiro, lo que más le convenza. Pero si yo quiero puedo contraer bien sus golpes y pasármelo de puta madre cuando me de vacaciones simplemente tengo que aprender a controlar y a que las sabanas de la manta no me ahoguen y me atrapen los sueños al soñar. Tengo que pillarle al truco a no hacerme chiquitita en su juego bruto, a no soñar con la asesina de la nada que sé que puede llegar a trastornar con solo una mirada. Sí ya lo tengo, por fin lo entendí. Tratar no se trata de ganar o perder simplemente salir del juego sin enloquecer, hoy no gané ni perdí simplemente me a coste en la cama y me fui a dormir, a soñar, a volar, a rehacerme y a ver que la vida no puede vencerme.